martes, 29 de diciembre de 2009

Voz del fin del mundo. Un poema.

No sé si soy poeta,
pero el fin del mundo está
demasiado lejos para mí.
Probablemente viva ya en un fin perpetuo,
que no es mundo,
que no se escribe,
que no es poético.
Pero que tiene forma de comienzo.

Quizás fue anoche cuando estuve allí,
en un risco al borde del fin del mundo,
donde ya mundo no queda.
Yo llevaba los ojos tapados,
quizás por eso no te vi.
Los llevaba para encontrar el fin,
para que los cuchillos que ponen final a las cosas
me cortaran y me hicieran sentir.

El fin del mundo es un sitio extraño,
dije al vacío,
uno encuentra aquí lo que encontró en vida,
lo ve paseando al filo del abismo,
sin hacer preguntas,
sin empujarte hacia abajo,
y te mira y te sonríe.

Es la cercanía del fin del mundo, dijo una voz de mujer,
que te vuelve sabio.
Pero el viento escondía sus palabras.

No es mi mundo, dije yo,
y tampoco el de nadie.
No sé por qué tendría entonces
que tener fin.
Y me senté al borde del acantilado.
Me destapé los ojos.
Vi la nada,
y me sentí ciego.

Pero es el final de las cosas,
dijo la voz, oculta por el viento afilado,
donde viene la gente
sólo para ver si de verdad hay algo que termina.

El viento soplaba frío,
me envolvía con voz de mujer,
pero se llevaba sus palabras.

Miré hacia delante
y hacia abajo,
pero no había deseo de saltar.
Allí sólo había negrura poética,
un vacío gigante,
un acantilado de emociones que caían,
y millones de ojos que buscaban encontrar algo mirando allí donde todo acaba.



1 comentario:

Ophe dijo...

Hermoso poema... :)