Se calló de nuevo. Era lo mismo, puesto que no tenía oyente alguno. Quizá se dio cuenta de ello. Luego de repente tampoco tuvo narrador, aunque posiblemente no se dio cuenta de esto.
William Faulkner, “Absalón, Absalón”.
Mi lugar para ideas de todo tipo, apuntes sobre cotidaneidad, literatura, cómics, historia, teatro, cine, rol, frikeces y reflexiones sobre la realidad fragmentada y nada casual que vivimos, más y más, y todo lo que mi dispersión creativa proponga.