sábado, 29 de noviembre de 2008

Vacío, vaciedad, vaciado

Vaciedad, según el diccionario de la RAE, significa "Necedad, sandez, simpleza". Parece que tiene que ver con el vacío pero que en realidad no. Pero sí, la verdad es que tiene mucho que ver.

Así se queda uno después de tanta batalla tonta, de tanta lucha-por-vete-a-saber-qué, de tanta estupidez inherentemente humana que seguimos con igual estupidez inherentemente humana.

Ahora mismo pienso que quizás Alma tenga razón y la ignorancia da la felicidad. Desde luego, ciertas dosis de conocimiento, pequeñas, aseguran una infelicidad muy incómoda. Nos haría falta, deduzco, una ingente cantidad de conocimiento (probablemente todo el de la realidad y el que está después de la realidad) para volver a ser felices, porque una vez que empezamos a "ver" ya no hay vuelta atrás.

Quién nos mandaría morder esa jodida manzana. Estábamos mejor perdidos en el paraíso como tontos. Podría probar a inundarme de televisión, el mejor medio para alcanzar la ignorancia, pero no sé qué sería peor.

Lo que pasa es que, además de vaciedad, también tengo vacío. Eso ya es más peligroso. Dicen que para llenar algo primero debe estar vacío, que el vacío atrae el contenido, el conocimiento o lo que se busque. No sé, pero, ¿y lo que duele entretanto? ¿Y si no se sabe con qué se quiere llenar?

Vacío, necedad, hueco, sinsentido, vaciedad, vaciando lo vacío, generando vacío, cayendo en la negrura, permaneciendo en la tiniebla, doliendo la afilada oscuridad...

Como dice aquel maestro: "La luz vino a las tinieblas, pero las tinieblas no la comprendieron".

Desde luego, hoy tengo el día tonto (lleno de vaciedad).

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